Ante la alarmante ola independentista que amenaza en la actualidad la unidad de España, desunida desde que su madre la parió, estoy pensando qué pasaría si Arahal fuera un país y no un pueblo, si dejara de pertenecer a España algún día. ¿Comeríamos solo aceitunas con pan y pan con aceite de oliva? Me apunto a la soberanía y desde hoy mismo empiezo a hacer de Artur Mas…más o menos.
Para desayunar, prietas y una tostada con aceite de oliva, que lo tenemos muy rico y barato, además de una loncha de jamón de Benito, sin nada que envidiarle a los de Jabugo. Para almorzar, un buen plato de gordal aliñadas y morcilla de hígado de la tienda de Manolito. Para merendar, pan con aceite de la Cooperativa elaborado con pura manzanilla arahalense, la mejor del mundo. Y para cenar, revuelto de espárragos trigueros y Omeprazol. Tendríamos que importarlo, pero si hay problemas, bicarbonato que te crió. No necesitaríamos nada más. Tenemos incluso nuestra propia lengua, porque en Arahal no pedimos una cerveza, sino una ervejita. Por eso, cuando pedimos una erveja en la Gran Vía de Madrid no nos hacen ni puñetero caso. Como seríamos una república directamente, sin elecciones ni nada, el presidente perpetuo sería Pepe Aldabones, por aclamación popular, quien formaría gobierno en Los Cabales, el bar de Pepe Núñez. De primer ministro, el abogado Manuel Fuentes, elegante, comedido y educado donde los haya; de Interior, Rafael Frías El Guardacoche, que se sabe las matrículas de todos los coches del pueblo, con lo que la seguridad del presidente de la República estaría más que garantizada: los terroristas lo tendrían crudo para poner una bomba lapa en el coche de caballos de Aldabones; de Cultura, Rafael Guisado El Lego, dramaturgo y comediógrafo, que además trabaja gratis; de Festejos, El Grillo, capaz de aburrir a José Manuel Gamboa y a Luis el Zambo metiéndose de fiesta en El Lerele; de Educación, Curro el Anarquista, aunque controlado siempre de cerca por Pepe Aldabones, que lo pone firme cuando se deja; de Transportes y Comunicaciones, Curro Martín, al que habría que ponerle el despacho en el bar La Última Peseta; de Deportes, Rafael el de la Azúcar, el que más kilómetros anda del pueblo; de Vivienda, Segundo, capaz de venderle una parcela en la Huerta de las Monjas al busto de la Niña de los Peines, con licencia de obra y todo; de Empleo, Jesús Carrillo, el célebre cantaor; de portavoz del Gobierno, la Señorita Purita, que hubiese dejado mudo a Emilio Castelar; de Economía y Hacienda, Conchi la Verita, el cerebro económico del pueblo; de Sosiego y Tranquilidad, Francisco Cordón, el hombre calmoso; y, por último, de Filosofía Autóctona, El Reche, creador de la célebre frase “No paa ná; y si paa, que pae”. No sé si Ángela Merkel nos dejaría ingresar en la Comunidad Económica Europea, pero entraríamos del tirón en el Guiness de los Récords porque seríamos el primer país del mundo que celebraría los consejos de ministros en La Mazaroca: uno cada día. Si la Merkel no nos admitiera, la vieja Europa se lo perdería.
Autor: Manuel Bohorquez
LA GAZAPERA
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